DECLARACIÓN DEL INSTITUTO DE FILOSOFÍA PRÁCTICA: LA BRUJA HEIDI SE DISFRAZA DE HADA O COMO INMOLARSE POR LO “POLÍTICAMENTE CORRECTO”

“Las tendencias de la vida según la carne son enemigas de Dios y no se someten ni pueden someterse a la ley de Dios”( San Pablo)

“La ley se apoya en la razón” (Saint-Exupéry)

I

Hace un tiempo, en diciembre de 2013, este Instituto se encontró en el deber moral de emitir una declaración acerca del Sitio Web CHAU TABÚ.

En la misma, denunciamos una puja entre el gobierno nacional de Cristina Kirchner y el de la Ciudad de Buenos Aires, cuya jefatura ejercía Mauricio Macri: ¿quién corrompe más y mejor a niños y adolescentes? Cuánto antes empiece la tarea corruptora de las víctimas inocentes, cuánto más pronto se les robe la inocencia, cuánto más pronto se les impida vivir en sana plenitud, esos tiempos dorados que le permitieron a Saint-Exupéry adquirir “reservas de dulzura”. que lo protegieron en los momentos más difíciles de su existencia, mejor.

En ella, señalamos que en esa tarea siniestra colaboraban en forma entusiasta los grandes medios de comunicación, públicos y privados y que hablaríamos de un portal destinado a adolescentes, pero de libre acceso a cualquier menor que supiera leer, escribir e ingresar a Internet. La impulsora del mismo fue la entonces vice jefa de gobierno María Eugenia Vidal, graduada en la Facultad de Ciencias Políticas de la Pontificia Universidad Católica Argentina “Santa María de los Buenos Aires”, cuyo alias fue entonces “Marquesa de Sade”, con el agravante que esta bruja, disfrazada de hada, procuraba enmascarar su labor de corrupción de menores apelando a la ciencia, pues afirmaba encararla, desde la rigurosidad científica “de trabajarla con especialistas en salud, con especialistas en educación”; contenidos revisados, con toda su autoridad (no moral por supuesto) por la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans (FALGBT), todo con el aval del entonces jefe de gobierno, el amoral Mauricio Macri. En la presentación del portal actuó la banda Agapornis, todo coherente. Según sus promotores la intención de Sexo y salud, sin tabú, es satisfacer los ¿derechos? a una “información completa científica y laica sobre la sexualidad” y a una “educación sexual laica sin prejuicios (hhps: chautabu.buenosaires.gob.ar).

También refrescamos la memoria, recordando que dos pornógrafos precursores, el Dr. Agustín Gordillo y “Pepe” Eliaschev, el último interesado en averiguar “la importancia del tamaño del pene en la satisfacción femenina”, con el propósito de “colaborar con la educación sexual” y “terminar con los tabúes”, fueron invitados por esa iniciativa apostólica llamada “Universidad Austral” (Conf. Bernardino Montejano, La Universidad ayer, hoy y mañana” folia universitaria, Guadalajara, México, 2007, ps. 327/328).

Más allá de los detalles, escribimos entonces, lo que prima en el portal es una idea mutilada del ser humano, una visión materialista, hedonista, que degrada al hombre a un nivel infra animal. Y también destacábamos la soberbia, la idolatría, el culto de sí mismos, de sus promotores, autores, presentadores y patrocinadores, que ignoran y desprecian a Dios y a su ley.

No hay en el portal lugar para enseñar las virtudes morales que hacen bueno al hombre que las practica, no hay espacio para proponer a los adolescentes la posibilidad de ser prudentes, justos, fuertes, temperantes. No hay lugar para el pudor, el decoro, la honestidad, la castidad, la virginidad, el heroísmo… No existe un espacio para la vida sexual sana; solo propuestas para la maldad, el pecado y el vicio.

                                                            II

Hoy, debemos ocuparnos de nuevo de esa bruja disfrazada de hada, conocida como “Heidi”, quien, en su lamentable cortedad natural, no advierte que jamás fue elegida gobernadora de la Provincia de Buenos Aires por sus cualidades, por su idoneidad, por su prudencia política arquitectónica, sino por el terror del electorado a quien repugnada que el gobierno cayera en manos de Anímal Fernández.

Su soberbia ignorancia le impide advertir que la ley, toda ley humana, es una ordenación de la razón que tiene por fin la realización del bien común político, promulgada por el gobernante; aunque también se denomina, por extensión impropia ley, a una arbitraria decisión de la voluntad, a la corrupción de la ley en sentido estricto, cuando el objetivo no es ya ordenar, sino consagrar el interés particular de quien ostenta el poder.

Éste es el caso que nos ocupa. Una reciente ley, originada en una iniciativa del senador Darío Díaz Pérez, del Frente para la Victoria, votada casi por unanimidad por un parlamento de cobardes y serviles, y promulgada por Heidi, con su irresponsable risa de pirincha1 se opone al bien, que se apoya en el ser y la verdad, y expresa una especie un mal que es la mentira. Miente a sabiendas y se burla así de las verdades históricas y matemáticas, desconoce las investigaciones serias acerca del tema de los desaparecidos; su objetivo no es otro que confundir y engañar a quienes soportan su gobierno. Es injusta, además, porque está dictada fuera de lo que debe ser materia de una ley; tal vez pronto promulgará otra definiendo que dos más dos son cinco, en su jurisdicción, como ahora impone por ley el número de desaparecidos: en la Provincia de Buenos Aires: son 30.000, en el período que transcurre desde el 24 de marzo de 1976 y el 9 de diciembre de 1983; ni uno más, ni uno menos. Su objetivo minúsculo es congelar los debates, hacer lo “políticamente correcto” y de esa manera no tener problemas con todos los comisionistas de los derechos humanos para que puedan gozar con tranquilidad de los dineros mal habidos y seguir enriqueciendo sus bolsillos.

Sin embargo, como afirma con claridad nuestro recordado maestro Tomás Casares -a quien en forma pública han olvidado hasta sus numerosos descendientes- “la ley no ha de ser expresión servil de las circunstancias; debe tener la virtud de crear un recto estado de espíritu y una conciencia de justicia en la comunidad que no los tenga. La norma que haga violencia a los principios inmutables de la justicia no tiene autoridad de ley por más que sea lo que quiera la mayoría o lo que quieran todos; pues lo justo y lo injusto, lo bueno y lo malo, análogamente a la verdad y el error, no son lo que decida o prefiera el arbitrio de nadie; son lo que son, pura y simplemente, siempre. Desde su esencial inmutabilidad ha de ser juzgado todo lo que muda, todo arbitrio y toda conducta” (Organización del pueblo y reforma de la legislación, conferencia en la Ciudad de Mendoza, 31 de agosto de 1953).

Esta «marquesa de Sade» le agrega un nuevo eslabón a su cadena de entuertos e irresponsabilidades; pero que no se engañe, porque «la verdad padece, pero no perece».

Buenos Aires, julio 5 de 2017

Juan Vergara del Carril                                           Bernardino Montejano

Secretario                                                                Presidente

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