POLÍTICA PARA JÓVENES (UN CURSILLO EN BORRADOR) – Primera entrega

Este Cursillo, elaborado en base a los apuntes de las clases dictadas en la Universidad de Buenos Aires y en la Universidad Católica Argentina hace ya bastantes años, no tiene más propósito que suscitar en los jóvenes el interés por la política, entendida ésta como actividad noble y desinteresada puesta al servicio del bien de la Patria. Será entonces lectura no apta para aquellos que, confundiendo Política con politiquería, aspiren a hacer rápida y exitosa carrera en ambientes partidocráticos.

Tenga presente el joven lector, entonces, esta advertencia de Aristóteles:

“Cada cual juzga acertadamente de lo que conoce, y de estas cosas es buen juez. Pero así como cada asunto especial demanda una instrucción adecuada, juzgar en conjunto sólo puede quien posea una cultura general. Esta es la causa en que el joven no sea oyente idóneo en lecciones de ciencia política, pues no tiene experiencia de las acciones de la vida, de las cuales se extrae la ciencia política sus proposiciones y a las cuales se aplican estas mismas. Y además, como el joven es secuaz de su pasiones, escuchará estas lecciones vanamente y sin provecho, toda vez que el fin de esta ciencia no es el conocimiento sino la acción.

Ninguna diferencia existe entre respecto entre el adolescente por la edad y el de carácter pueril, pues no es el tiempo la causa de su incapacidad sino la vida que lleva conforme a sus pasiones y dispersa en la pesquisa de todo lo que se le ofrece. Para estos tales el conocimiento es estéril, como para los incontinentes. Más para los que ordenan por la razón sus deseos y sus acciones, de gran utilidad será saber de estas cosas”.(Ética Nicomaquea, Libro I, Capítulo III)

650x432-DE_IN87711_94505Espero pues que estas páginas ayuden a que los destinatarios, -no sean “secuaces de sus pasiones” y “ordenen por la razón sus deseos y sus acciones”. De ser así, lo consideraría un logro no pequeño.

Además, señalo que he procurado que el Cursillo estuviese despojado de exhibiciones eruditas, tan comunes, desgraciadamente, en ciertos autores que recargan sus libros con citas de libros que no siempre leyeron, ni mucho menos entendieron. Preferí ,en cambio, agregar después de cada lección, algunos textos auxiliares, que pueden servir también de acicate para que el joven lector se adentre en el estudio de tan apasionantes y delicadas materias.

He tratado de ajustarme, en la medida de mi capacidad, a las enseñanzas de Santo Tomás, y por eso dedico la obrita a la memoria del Padre Julio Meinvielle, maestro sin par, que siempre nos decía: “el tomismo es una gracia”.

LECCIÓN 1. LA CIENCIA

Unas precisiones terminológicas se imponen. Según Jolivet:

“El término de ciencia se dice desde un punto de vista objetivo y desde un punto de vista subjetivo.

a)objetivamente la ciencia es un conjunto de verdades lógicamente encadenadas entre sí, de modo que formen un sistema coherente. Así, la filosofía es una ciencia lo mismo que la física o la química.

  1. b) subjetivamente, la ciencia es el conocimiento cierto de las cosas por sus causas o por sus leyes.

En otro sentido, que es el principal, la ciencia es una cualidad que perfecciona intrínsecamente a la inteligencia en un dominio del saber, y le permite obrar en él con facilidad, seguridad y gozo.

(Régis Jolivet, Tratado de Filosofía, Lógica y Cosmología, Ediciones Carlos Lohlé, Buenos Aires,1960,pp.151-153)

A lo cual convendría agregar el punto de vista de Gardeil:

“Una ciencia puede ser considerada desde dos puntos de vista: sea objetivamente, como es el desarrollo de las proposiciones que la constituyen, sea subjetivamente, o como habitus, en tanto es una disposición o un perfeccionamiento de nuestra inteligencia en relación con un determinado objeto”.

(H.D.Gardeil, Initiation a la philosophie de Saint Thomas d´Aquin ,I-Introduction-Logique, Les Editions du Cerf,Paris,1964,p.152)

Y De Vries señala:

“La doctrina escolástica de la ciencia distingue el objeto material, es decir el objeto íntegro concreto a que dirige la ciencia, y el objeto formal, es decir el aspecto particular en que considera el todo; lo que caracteriza a cada ciencia es su objeto formal, al paso que el material puede ser común a varias ciencias”

(en Walter Brugger ,S.I., Diccionario de Filosofía, voz Ciencia, Editorial Herder,Barcelona,1964,p.92)

Sorprende entonces el reduccionismo de un conocido profesor argentino cuando afirma categóricamente que.

“Hasta la modernidad no surgen los verdaderos iniciadores del conocimiento científico-Galileo, Descartes, Bacon Newton-o sus precursores inmediatos-Copérnico, Paracelso, Vesalio, Servet, Leonardo-.Estos precursores extraordinarios, y en particular Galileo, son quienes aplican el método “en sentido riguroso” y de ese modo hacen nacer la ciencia”. (Mario Justo López, Manual de Derecho Político, Editorial Kapelusz, Buenos Aires,1973,pp.51-52)

Julio MeinvielleTEXTOS

1)“La política es una actividad moral que nace naturalmente de las exigencias humanas en su vida terrestre. Ahí que, tanto la ciencia política que legisla las condiciones esenciales de la ciudad terrestre, como la prudencia política que determina las acciones que convienen a ciertas circunstancias concretas, para el logro de determinados fines políticos, deban ajustarse a la vida sobrenatural. De suyo se desenvuelven en un dominio puramente humano con una autonomía de acción regulada por la razón; pero todo ese orden está sobreelevado, en la economía presente, al fin sobrenatural que Dios ha asignado al hombre.

Esta subordinación no es puramente extrínseca, como si la política se refiriese a un fin superior sin renovarse en su interior; debe tender positivamente a la realización de un fin sobrenatural, pues importa una renovación interior, una regulación nueva. Porque la política, aun quedando en el orden de las realizaciones temporales, debe disponer de medios superiores a los de la naturaleza en el estado de sus exigencias puras. La política cristiana es, pues, de un valor humano nuevo y superior al de la política simplemente tal.

La pura erudición de las teorías y de los hechos políticos, lo que se llama actualidad política, es nociva si no se está en posesión de la auténtica filosofía de la política; y por lo mismo de la metafísica general de la inteligencia humana, lo que Santo Tomás llama sentido común, hoy completamente destruido por revelaciones ideológicas casi inverosímiles.” (Julio Meinvielle, Concepción católica de la política,3ra.edición, Ediciones Theoría, Buenos Aires,1961)

2)“¿Qué es la política? Desde la consideración de ella como la actividad más noble a la que puede aspirar un hombre, hasta su menosprecio como símbolo de lo más turbio, de la ambición sin freno moral, de la astucia que todo lo mide en razón de su utilidad para conseguir el poder, hay una distancia que pide ser explicada. En nuestros días existe una apreciación bastante generalizada, según la cual pertenece a la política a un ámbito ajeno a la moral y a lo verdaderamente fructífero para el hombre, hasta el punto que se considera una muestra de seriedad y de honestidad ser “apolítico”. Si se mira, sin embargo, el ser “apolítico” desde la nación clásica de política, esto aparece como un engendro monstruoso, como lo propio de ángel o bestia metidos, con disfraz de hombres, en un mundo que no es el suyo”.

“De un modo general, la política es todo aquello por lo cual los hombres se vinculan al bien común más alto. Este bien se ofrece de una manera concreta, con perfiles nítidos y diferenciados, en la sociedad a lo largo de cuya historia se han cultivado los principales valores humanos. Es, por esto, el bien de la patria, entendiéndolo en su sentido más universal-en cuanto modo particular de darse el bien del hombre-y al mismo tiempo más concreto. Así, el amor a la patria, la justicia que dispone a dar lo mejor de uno a ella, es la dimensión básica de la política, necesaria a todo miembro de la ciudad, gobernante o gobernado. Con prescindencia de ella es imposible gobernar rectamente, pues desaparece el bien real como fin y criterio, y es imposible también ser parte adecuada de la sociedad política, pues no hay un todo real que dé sentido a la participación. El patriotismo, el espíritu de servicio, la entrega al bien superior, son las disposiciones políticas básicas”.(págs.80 y 84)

(Juan Antonio Widow, El hombre, animal político-Orden social, principios e ideologías, Academia Superior de Ciencias Pedagógicas de Santiago, Santiago de Chile,1984)

3 comentarios en “POLÍTICA PARA JÓVENES (UN CURSILLO EN BORRADOR) – Primera entrega

  1. ana

    Perdón, no el artillero sino los del infip que nos enrostran la Dies Domini.
    Los posconcilares naturalistas en los setenta ya no hablaban que era pecado mortal no ir a misa los domingos, asi que salieron a emparchar el desmadre (en los noventa) con la retórica Dies Domini.

    Y otro tema, ya que me permitió en anterior off topic,
    ¿ acaso lo que se denuncia aqui:
    http://catapulta.com.ar/?p=1131
    no tiene que ver con….
    esto?:
    http://www.taringa.net/posts/noticias/13796386/Kamasutra-catolico-Las-posturas-recomendada.html
    todo está relacionado en esta dimensión posconciliar descosida…

    Responder
  2. ana

    Perdón por el off topic.
    ¿El artillero lee a woytila a pesar de ver las consecuencias de los horrores de su (des)gobierno??

    Anónimo dijo…
    Si, pero no se trata de un solo hecho aislado fotográficamente…

    El Corán, sí. Pero las reuniones de Asís, también. Pero las celebraciones vudú en los bosques de Togo y Benín, también. Pero la recepción del signo de Krisna, también. Pero la bendición del chamán amerindio usando un falo de toro, también (no sigo con más ejemplos, que los hay, y no pocos).

    Y «Tertio Millenio Adveniente», también. Y «Redemptor Hominis», también. Y «Dives in Misericordia», también. Y «Dominum et Vivificantem», también.

    ¿Todo esto son sólo hechos fotográficamente aislados?

    ¡Pues vaya con los hechos fotográficamente aislados…!

    http://info-caotica.blogspot.com.ar/2011/05/el-beso-del-coran.html

    http://www.catolicosalerta.com.ar/libros/modernismo.pdf

    Juan Pablo II es un filomodernista imbuido de filosofía moderna.
    Juan Pablo II fue, al principio, profesor de filosofía moral. Su sueño era reconciliar a
    Kant con santo Tomás, Scheler y Heidegger. Su pasado filosófico se revela en los textos
    pontificios por el lenguaje kantiano o hegeliano y las tesis existencialistas que forman la
    trama de su pensamiento. Su visión depende del existencialismo subjetivo y antropológico.
    Sus autores preferidos son Teilhard y De Lubac. En el Concilio defendió el documento sobre
    la libertad religiosa, y más aún el de Gaudium et spes. Se opuso a los que querían publicar
    una condenación severa del ateísmo. Sufrió una gran influencia de parte de los modernistas
    de pura cepa, por los que no oculta su admiración: Henri de Lubac, Jéan Daniélou, Yves
    Congar, Hans Küng, Ratzinger, Lombardi y Karl Rahner. Compartió hasta tal punto las
    ideas modernas, que De Lubac lo eligió como su candidato papal. Nombrado arzobispo en
    Cracovia, apoyó la edición polonesa de Communio y, una vez elegido Papa, no tardó en
    promover al cardelanato a los tres fundadores de esta revista, Ratzinger, De Lubac y Von
    Balthasar.
    — Juan Pablo II no sólo no desaprobó, sino que incluso defendió, muchas teorías
    modernistas de Rahner.

    Rahner fundaba su filosofía en el principio existencialista del conocimiento egologista:
    «Pienso, quiero, existe». Fundaba su teología en el mismo principio de la conciencia
    independiente y, entre otras, en la tesis de la salvación universal. Esa tesis suponía
    necesariamente la apertura a todos los credos, la tesis del cristiano anónimo, el infierno
    vacío y la destrucción de los muros de la «Iglesia ghetto». Juan Pablo II adopta teorías muy
    parecidas. Su primera encíclica, Redemptor hominis, hace de la conciencia personal el
    fundamento de la Revelación, y reduce todo el orden sobrenatural al natural. La Revelación
    divina es simplemente el hombre que se revela al hombre. Dios es el infinito abstracto que
    se revela a la conciencia humana. El pecado es tan sólo una incoherencia de la conciencia.
    La libertad, fruto de la conciencia y fundamento de la dignidad humana, es inviolable
    incluso en materia de religión. La Iglesia de Cristo se identifica perfectamente con la
    humanidad entera. Citando Gaudium et spes, Juan Pablo II defiende la tesis de la salvación
    universal de todos los hombres, de manera que todo hombre —lo sepa o no, lo acepte o no en
    la fe— pertenece ya a Cristo. Como se puede ver, las ideas del Papa se parecen
    peligrosamente a las del príncipe de los modernistas.
    — Juan Pablo alentó positivamente el modernismo práctico, haciéndose el apóstol del
    pluralismo religioso.

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